De vuelta a los abismos, fue bonito mientras duro la tan preciada calma, la alegría. Y ahora despierto de mi dulce y breve sueño y la cruda realidad abre sus brazos para recibirme de nuevo.
Mi realidad, ese pozo sin fondo, oscuro y frió, donde apenas llega la luz del día, donde las paredes ahogan mis gritos y lamentos.
La soledad de nuevo, la tristeza y el desanimo mis fieles compañeros, los que no me abandonan aunque lo suplique.
Pensé que tu cariño me podría salvar, que en tu pecho encontraría al fin mi tan ansiado puerto donde poder descansar y no volver a navegar a la deriva.
Pensé que la felicidad podría ser mi compañera, y vivir mis días junto a ti, pero volví a errar y la desilusión y el miedo me vencen de nuevo.
Déjame aquí y continua con tu camino, nada puedo ofrecerte excepto mi pequeño infierno, huye de mi, se dichoso y recuerda siempre a esta alma solitaria que un día pretendió ser feliz y no lo logro.
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